Ya no se oyen los gritos de los soleares, ni de los fandangos ni de las seguidillas. Los cantos de las bulerías se han perdido entre el viento que sopla y nunca enfría. El color del patio andaluz se ha tornado gris, helado.
Comenzaba a llover cuando el joven se paseaba por entre las azaleas, teñidas de sol y luz, emanando el olor del verano. Ahora todo es nada y nada es todo. El taconeo de una sevillana se escucha a lo lejos, muy distante de las paredes níveas y algo rugosas, adornadas con platos de espiral, de flores y pájaros, de cerámica colorista y grumosa.
Antes el traje de un señorito descansaba sobre las sillas de mimbre entretejido, fuerte y lazado como brazos y manos unidas, y una conversación incesante revoloteaba por el cielo como mariposa sin rumbo.
Antes las noches estivales llenaban el patio con estrellas y jazmines y guitarras, con versos del poeta maestro y canciones profundas, oscuras. La luna como escenario rielaba en las fuentes bravas, de aguas salvajes y cristalinas, siempre corriendo. Reflejándose en el oro bruñido de las joyas y en los bordados de flores vivas.
Antes era color y música y lírica. Ahora; silencio.
Buen texto evocador, pero 'guitarra' es con J, y 'oro' se escribe siempre con H.
ResponderEliminarPor cierto pon el director de las películas, como haces con los novelistas... o es que no sabes escribir Krzystof Kieslowski?? :O
Buen post en cualquier caso...